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Colegio Público de Abogados
Los antiguos salones de La Armonía
y La Emiliana acaban de transformarse para dar una respuesta más
eficaz a las necesidades del Colegio Público de Abogados de la
Capital Federal. El resultado del concurso, en el que participaron
estudios de arquitectos de primer nivel del país, premió el
proyecto de los arquitectos López, Leyt, López, Yablon y
Rezzoagli. Los rasgos del concurso que los autores destacaron
fueron la seriedad, imparcialidad y rigurosidad con que se ha
desarrollado este concurso, por parte de la entidad organizadora,
sus asesores, la comisión y el jurado. El concurso planteó una
serie de puntos importantes que los arquitectos debieron resolver.
El edificio preexistente cuenta con una historia importante dentro
de la sociedad porteña y el valor de su fachada determinó la
necesidad de conservarla lo más intacta posible. Además, la
ampliación, que necesariamente requería el funcionamiento del
edificio. colocaba a los trabajos en la estructura resistente en
el centro de los problemas a resolver.
Otro aspecto central del proyecto era, como en toda institución,
la imagen y el funcionamiento, ya que el edificio debía
contemplar una afluencia de público masiva de alrededor de cinco
mil personas diarias.
El diseño adoptado resultó muy satisfactorio ya que logró
reunir todas esas condicionantes con una idea integradora, sintética
e ingeniosa. El elemento que estructura la nueva disposición es
un hueco vertical de forma curva que une las fuentes de agua del
subsuelo con un tragaluz muy simple que sirve de acceso a la
azotea. Esta raja -como prefieren llamarla los autores-, que
genera en todos los niveles una serie de balcones curvos y la
posibilidad de bañar las distintas plantas con luz natural, es la
verdadera columna vertebral del edificio. Sobre la medianera este
se ubicó un sector de servicios que incluye las circulaciones
verticales. sanitarios y plenos, decisión que permitió lograr
una planta muy flexible y con la mayor amplitud posible para los
espacios de oficinas. Esta tira de servicios se conecta con el
cuerpo principal por una serie de puentes, metálicos que cortan la
gran raja vertical. Uno de los trabajos más interesantes de la
obra que se destaca en este sector fue el zunchado realizado a las
columnas y vigas, en el que los autores reconocieron la destreza y
la seguridad que brindó la empresa constructora Gerlach Campbell
Construcciones SA.
Además de la ubicación de los servicios, el jurado elogió la
distribución de los lugares de mayor afluencia de público en las
plantas inferiores, conectadas por escaleras muy bien relacionadas
con el ingreso. En la planta baja. luego de atravesar el atrio que
se generó al retroceder las puertas, se ubican las oficinas de
atención al público, con generosos sectores de espera y una gran
claridad para reconocer el funcionamiento y la orientación dentro
del edificio. La escalera ubicada sobre el ingreso permite una
perspectiva del entrepiso y consigue disminuir el tránsito de
gente que deambula por la planta baja. La ubicación de la
biblioteca fue otra de las decisiones elogiadas por el jurado. ya
que al ubicarse en el subsuelo, contigua a la zona de copiado, no
sobrecarga a la estructura antigua del edificio. Al fondo de la
sala de lectura una entrada de luz natural se convierte en un
telón de fondo muy atractivo.
En el entrepiso se ubica la gran sala de máquinas de escribir.
equipada para recibir sistemas informáticos, y una serie de
despachos. Sobre el balcón que da al hall de acceso se encuentran
mostradores bancarios. con un diseño muy original.
El primer piso, con el auditorio en la parte trasera, la sala de
prensa en el frente y un foyer con snack-bar, completa este núcleo
de plantas de funcionamiento masivo y público. De esta manera,
las plantas que generan mayor tránsito de gente se resuelven en
la parte inferior y están conectadas por escaleras muy
reconocibles desde cualquier sector, ya que acompañan la curva de
los balcones. El tramo de escalera que comunica el entrepiso con
el primero fue recomendado por el jurado y permitió completar
este núcleo público.
El auditorio fue ubicado en la parte trasera para permitir un
espacio amplio, sin interferencia de columnas o elementos
estructurales, los que fueron alojados sobre las medianeras. El
auditorio permite ser dividido en dos salas independientes, una
con pendiente y otra con piso piano, por medio de unos tabiques móviles.
Las paredes tienen una terminación muy original, con tablillas de
madera por delante de la aislación acústica, lo que consigue una
resolución simple pero muy interesante. El techo del auditorio es
una terraza que sirve de expansión del comedor ubicado en el
segundo nivel. En la medianera del fondo se aloja la claraboya que
ilumina la sala de lectura del subsuelo. Desde este jardín se
aprecia la interesante fachada posterior de las oficinas, de líneas
modernas y simples. Para controlar los rayos solares
dispone de aleros, apropiados para la orientación norte. La
terraza tiene un sector cerrado que sirve como patio de servicio
de la cocina.
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En las plantas superiores se disponen oficinas que siguen la
estructura de rodear los halles conectados con los ascensores a través
de los puentes. En la planta de Presidencia, la sala de
reuniones ocupa todo el ancho del terreno Y se abre sobre la
fachada posterior. En ella, la gran mesa de madera y cuero toma
todo el protagonismo.
En el último nivel, la azotea presenta el ambiente que sirve de
claraboya al gran hueco del edificio y las salas de máquinas
aparecen con un diseño muy cuidado. en el que sobresale el tanque
cilíndrico de acero inoxidable que ha debido ser adaptado de los
tanques para transporte de líquidos.
La imagen
El problema de la imagen
institucional ha sido uno de los grandes retos del proyecto. La
importancia de la fachada original sobre la avenida Corrientes
determinó que se realizaran só1o trabajos de restauración.
Solamente los arquitectos han intervenido en la planta baja, en la
que hicieron una marquesina metálica de líneas modernas y
sobrias que no compite con la arquitectura preexistente.
Además, retrasaron las puertas de acceso y colocaron el cartel
institucional que atraviesa los arcos y se destaca principalmente
de noche, ya que durante el día pasa más inadvertido.
La fachada posterior es de líneas decididamente modernas,
mantiene la sobriedad de todo el edificio y es un aporte a los
descuidados pulmones de manzana.
Sin embargo, el desafío principal, en cuanto a la imagen, se da
en el interior. Es reconocido que los abogados suelen tener una
especial atracción a conservar las líneas clásicas y
tradicionales. Los estudios jurídicos han sido, históricamente,
excelentes exponentes de boisseries ornamentadas, bibliotecas y
muebles de líneas algo recargadas. El nuevo edificio que nos ocupa
tiene en este sentido uno de los grandes méritos. Los autores han
sabido rescatar una imagen formal, un carácter que busca recrear
esos valores tradicionales de materiales y tonos cálidos, pero
con líneas absolutamente modernas y despojadas de cualquier
decoración añadida.
La madera, las carpinterías y columnas metálicas y el vidrio
generan ese ambiente, refinado y moderno a la vez. Logran rescatar
la sobriedad característica de los juristas con la modernidad y
economía de medios que requiere la estética actual. Cabe
destacar que, bajo esas líneas puras, se despliegan todas las
instalaciones, tendidos de fibra óptica y demás requerimientos
de las oficinas de final de siglo. Sin lugar a dudas, el edificio
comienza a dar las respuestas satisfactorias de un diseño
cuidado, muy original y que ha abordado todos los aspectos que
presentaba este desafío con ingenio y rigor. La serie de
sutilezas, tanto en la organización funcional como en la estética,
y la resolución constructiva y técnica, hacen de la nueva sede
del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal una de las
gratas noticias del panorama arquitectónico nacional.




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